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Pasó de estar arrasada por el nazismo
y la guerra, a ser uno de los países más democráticos del mundo
En 1945 Alemania era un país destruido. Si bien su poderío económico y militar le había permitido tener al resto de Europa a sus pies, la destrucción provocada por la Segunda Guerra Mundial y los horrores perpetrados por el nazismo la dejaron totalmente diezmada.
En 1945 Alemania era un país destruido. Si bien su poderío económico y militar le había permitido tener al resto de Europa a sus pies, la destrucción provocada por la Segunda Guerra Mundial y los horrores perpetrados por el nazismo la dejaron totalmente diezmada.
Durante la
conflagración perdió a 6 millones de personas, entre civiles y militares,
y quedó con sus principales ciudades en ruinas. Sin embargo, en pocos años se
convirtió en una de las mayores potencias económicas e industriales del
mundo, con altos niveles de bienestar social. Hoy es uno de los pocos países
europeos que mantiene bajas tasas de desempleo y que casi no sufre las
consecuencias de la crisis financiera de 2008.
Y a pesar
de haber protagonizado el mayor genocidio de la historia occidental, con
el exterminio de millones de judíos en los campos de concentración, tiene
hoy una de las democracias más consolidadas y plurales del planeta. A
diferencia de muchos de sus vecinos, que tienen serios problemas de
discriminación hacia las minorías y los inmigrantes, construyó una
sociedad con una elevada integración y diversidad cultural.
Este
proceso es lo que algunos economistas y sociólogos denominan el milagro
alemán. Pero tuvo poco de milagro. Hay causas muy puntuales que permiten
explicar lo que pasó.
1. La
capacidad industrial instalada previa a la guerra
"La
economía alemana al final de la guerra era tecnológicamente muy desarrollada.
Si bien en gran parte estaba volcada sobre la industria bélica, tenía
una estructura técnica y empresarial muy fácil de reconducir hacia la
producción civil. Lo que estaba completamente destruido era la
infraestructura, las vías de transporte y comunicación, pero no tanto la base
productiva", explica a Infobae el sociólogo alemán Holm-Detlev
Köhler, profesor de la Universidad de Oviedo, España.
2. La ayuda de Estados Unidos para la reconstrucción
"En un
principio -dice Köhler-, estaba el peligro de que Alemania fuera
castigada por haber causado la guerra. Francia, uno de los países
vencedores y ocupantes del territorio alemán, incluso desmontó varias fábricas.
Pero con la Guerra Fría el rumbo empezó a cambiar muy pronto. Desde
1947-1948 los países occidentales, con Estados Unidos como
líder, mostraron su interés en reconstruir Alemania Occidental, para que
fuera una potencia fronteriza frente al bloque soviético".
"Entonces
-continúa- comenzó el famoso Plan Marshall para recuperar la economía
europea. Hubo muchas inversiones de empresas estadounidenses en
Alemania y se facilitó la liberación de muchos empresarios que estaban en la
cárcel, acusados de ser criminales de guerra por apoyar al nazismo. Esto
favoreció una recuperación muy rápida del potencial productivo, que había sido
muy alto".
Carlo Magno
Salcedo, profesor de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San
Marcos, Perú, también se refirió a la importancia del Plan Marshall en el
proceso.
"Estados
Unidos lideró un proceso de reconstrucción en Europa, que consistió en dotar de
recursos económicos a lo países afectados. En Alemania, esos recursos se utilizaban
para la subsistencia en un principio, porque la población había quedado
absolutamente devastada, en una situación de hambruna. Pero en un segundo
momento, cuando empezó a estabilizarse, esos fondos se empezaron a usar
para financiar importaciones de bienes de capital, que le permitieron
restablecer su capacidad industrial", dice en diálogo con Infobae.
3. Una clase obrera calificada y con deseos de trabajar
"El
movimiento obrero había sido eliminado por el régimen nazi.No había ni
sindicatos, ni autoestima, ni capacidad como para levantar la cabeza en
una población alemana que estaba humillada por su participación en el
nazismo. Un pueblo sumiso, con trabajadores bien calificados, y una conciencia
colectiva de culpabilidad, solamente podía recuperarse a través del
trabajo duro", dice el sociólogo alemán.
4. Un elevado capital humano
"Alemania contaba con un excelente capital humano, gente muy capacitada para las actividades industriales. Muchos se habían convertido en productivos durante el nazismo porque hubo un excelente desarrollo de la industria bélica. Entonces, se volvieron especialistas en diversas ramas de la industria".
"Además,
después de la guerra hubo una inmigración de 10 millones de
alemanes refugiados de otros países. Fueron con lo que tenían,
pero eran muy capacitados y se incorporaron muy rápidamente a
las actividades productivas", agrega.
5. Un país
sin ambiciones políticas
"Políticamente
-dice Köhler-, Alemania se había vuelto muy humilde y poco ambiciosa. Sólo
quería ser aceptada e integrada al resto de las democracias occidentales. Sus
principales esfuerzos estaban en la recuperación económica. El empresariado
aprovechó bien esta coyuntura, con una mano de obra sin organización ni
demandas, y en un contexto de crecimiento económico y de mucho potencial en
toda la Europa Occidental".
No
obstante, como la diferencia de poderío económico y político entre Alemania y
sus vecinos es cada vez mayor,las ambiciones políticas están regresando. Esto
abre un escenario incierto.
"Lo
que sí es preocupante -sostiene Köhler-, es que Alemania está perdiendo,
con Angela Merkel a la cabeza, su humildad y su pudor. Antes
estaba muy contenta con ser un gigante económico, pero un enano político,
que era el papel que le había asignado el mundo occidental luego del nazismo.
Pero últimamente está asumiendo con cierto orgullo un nuevo papel de líder
político, que yo creo que no le corresponde y que históricamente ha sido
un peligro".
"El
proceso de unificación europea -continúa- no puede progresar con Alemania como
potencia hegemónica. Tiene que haber una base más amplia de países, un
liderazgo más compartido. Pero hoy no hay ninguna potencia europea capaz de
ocupar ese lugar, entonces recae sobre Alemania. Lo veo como algo nada bueno".
6. Priorizar
la economía real por sobre los mercados financieros
Entre los
80 y los 90, la economía europea, al igual que la estadounidense, comenzó a
virar hacia las finanzas y los servicios, dejando de lado la industria y
la economía real. Pero Alemania fue una excepción en ese proceso.
"No
tenía un sistema financiero tan ágil, y sus bancos eran más bien comerciales.
Fueron unos 15 años en los que Alemania creció por debajo de la media
europea, y se decía que había perdido su potencial y liderazgo.
Pero mantuvo fuerte la estructura de su industria y su economía real, algo
importante para lograr un crecimiento económico sostenido", dice Köhler.
"Cuando se
desplomaron las burbujas financieras de los otros países, Alemania sufrió como
los demás la caída de la demanda en los mercados durante los primeros años de
la crisis. Pero a diferencia de ellos, como su economía era más
competitiva tuvo la capacidad de reconducir parte de sus exportaciones hacia
otros mercados, como los países emergentes. Esto explica en gran medida por
qué Alemania ha recuperado el empleo y la producción en muy pocos años, y a
partir de 2010 ya volvió a generar trabajo y a crecer por encima del resto de
Europa", agrega.
7. Una economía mixta, con equilibrio entre el mercado y el Estado
Tras la guerra, Alemania
fue dividida entre las potencias vencedoras, Estados Unidos, Francia,
Inglaterra y la Unión Soviética. Las tres primeras ocuparon la parte
occidental, y la última, la oriental. Eso dio origen a la división del
país, entre la República Federal (RFA), y la República Democrática (RDA).
La última
quedó bajo la órbita soviética, y aplicó un modelo económico y social
comunista. Pero la primera adoptó uno que, si bien estaba adscripto a la
economía de mercado, tenía componentes mixtos.
"En
Alemania Occidental se estableció una reforma económica con elementos
liberales. Sin embargo, no se impuso una economía pura de libre mercado,
sino un régimen mixto. Si bien el principal asignador de recursos es el
mercado, se establecieron mecanismos que permiten una gran asistencia y
previsión social, para asegurarse de que nadie quede desamparado. Es lo
que se denomina economía social de mercado, que no es ni liberal pura, ni
estatista pura", dice Salcedo
8. Partidos
políticos fuertes y muy institucionalizados
"Algo
muy importante es el rol de sus partidos políticos -continúa. Tiene una
clase política muy institucionalizada,con partidos son muy sólidos. Para ocupar
cargos públicos, hay que hacer una carrera muy larga en los
partidos y ganarse un lugar poco a poco. Los que llegan al Parlamento
son personas muy preparadas, que han pasado por toda una historia
partidaria, con una larga trayectoria política. Nuevamente, se destaca el
elemento humano, la calidad de las personas que integran el campo
político".
9. Un sistema político moderado, sin extremismos
"La ultraderecha apareció
de vez en cuando, con pequeños partidos, pero desapareció poco tiempo
después. Y eso se ha mantenido hasta hoy. Existe un pequeño peligro en
algunas regiones, pero no es algo tan evidente como en Francia, Dinamarca,
Inglaterra y en muchos otros. La ultraderecha afortunadamente no ha
resurgido desde la caída del régimen nazi, y algo tiene que ver con eso. Un
partido neonazi en Alemania significaría otra cosa que en cualquier otro país",
explica Köhler.
"En
los últimos 20 años sí ha aumentado la fragmentación y hubo un
debilitamiento de los dos grandes partidos. El bipartidismo histórico entre un
conservador democrático moderado y un socialdemócrata moderado se está
quebrando, al igual que en otros países. Pero los partidos que se
consolidan en Alemania suelen ser claramente democráticos. Ninguno
es antisistema, ni por derecha ni por izquierda. Son moderados y
respetan claramente el juego democrático y parlamentario. La cultura política
democrática sigue estando muy consolidada, y se rechazan las aventuras
extremistas", agrega.
10. Una política pluralista, que apuesta al diálogo y al consenso
"La
experiencia del naizmo ha marcado a Alemania y contribuyó a que haya mucha
previsión contra los bloques autoritarios. Un elemento fundamental es el
pluralismo. Son varios partidos y todos tienen un lugar. La oposición juega un
rol fundamental porque existe una necesidad de que entre todos se pongan
de acuerdo, porque ninguno tiene el control. Hay mucho diálogo y mucha
negociación. Los políticos alemanes han aprendido eso", concluye Salcedo.
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